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opuesto al mito urbano

opuesto al mito urbano

miércoles, 26 de marzo de 2014

En tus rosas soy poeta

Yo puedo hacer inventos en tus ojos 
-sumiso ante los verbos de tu gracia- 
con todos los abriles de tus besos,
los besos que atavían mis mañanas. 

¿Quieres que te divulgue mi esperanza 
con todos los milagros que he soñado? 
sabrás que mis canciones más discretas 
descifran tus silencios censurados. 

Te invito a respirar entre mis rimas 
el albo amanecer bajo mi pecho, 
que puedas escucharte en otro idioma
si toco las fronteras de tu cuerpo. 

Desnuda tus palabras con las mías 
en una sola estrofa de azucenas, 
tal vez en una hora redescubras
que a veces en tus rosas soy poeta... 

Vocablo descubierto

¿Cuántos bosques encantados he llorado 
con las alas recortadas de domingos? 
¿Cuántas frases mal heridas de mutismo
persistieron con tu ausencia de  milagros? 
pero puedo en la expresión de tu armonía 
reencontrarme en la quietud de tu sonrisa. 

El mañana de tus ojos extendidos 
y el azúcar de tus labios tan soñados
acaparan sin gobiernos descuidados 
al poeta cultivado entre tus pechos. 

Si es que existe una palabra susurrada 
y escondida de estivales en mis versos, 
es el nombre de mis noches en tus brazos,
es el fuego que pronuncio si me besas. 

La guitarra de tu cuerpo en cada luna 
se desnuda de amapolas en mi cuerpo
y contiene un pentagrama solapado 
que estremece de poesía mis caricias. 

Ya tú sabes que el vocablo descubierto 
- es la sangre de mi escrito entre mis labios- 
te repite amaneceres al oído 
cuando enredas tu figura en mi silencio, 
cuando apresas, en esencia, mi perfume...









Mujer, huracán de poesía

Por ése conjuro de tu lengua 
mujer, tempestad de mariposa, 
mujer, cataclismo de rosas, 
mujer, huracán de poesía, 
primera arquitectura, 
escandalosa primavera, 
monumento sin espejos, 
el hombre convencido sin lunas 
que lleva en su regazo el alma mía, 
se deshace en la pasión de tus pupilas, 
mujer, 
cuando el frenesí de tus dedos 
recorre cada pliego de mi hombría: 
mujer, yo tiemblo de noches extensas 
por el río que desborda tu locura,
 en el deseo de tu cuerpo 
de curvas inmortales, 
simétricas, 
en el volumen de tu sexo, 
en la profunda latitud de tu ansias, 
soy ese milagro que derrochan tus besos
soy la fuente donde bañas tu ambrosía, 
la cura ante la fiebre desnuda de tu piel;
Mujer: 
Fragmento de gloria, 
vértebra de mis rimas, 
interminable inspiración, 
la existencial versión de mi versar; 
el mirlo encarcelado de mis ojos 
encuentra libertad 
en el continente de tus piernas, 
pero tú, consumes sin secretos 
los puntos vulnerables de mi esencia, 
y soy ante tu acecho un ser pequeño 
que me dejo consumir , sin pensarlo , en tus incendios...

miércoles, 12 de marzo de 2014

Un extraño amigo

Para José Pablo Murillo. 


Yo nunca tuve un amigo como Chepe. 
De hecho no sabía que el café 
colgaba en los comercios, 
en letreros desnudos sin ojos,  
ni que minúsculas galletas 
le acompañaban cuando el mundo 
abría 
su boquita capitalista, 
hambrienta de ganancias,
de no ser por este extraño amigo, 
de ojos grandes  —casi matemáticos—
de un hablar pasivo, 
generoso, amante del ocio 
más que del compromiso
que tiraba de sus miembros. 

Yo no sé qué sería de mi andar 
por esta capital escandalosa,
cuadriculada, y de negocios 
clandestinos de tomate, 
de no ser por Chepe. 
Para mí y para el poeta que me representa 
—debajo de las prendas 
que cuelgo en el perchero de la inspiración— 
hay que saber que decir 
cuando se recitan las tardes, 
pero chepe entiende a las mujeres, 
más que así mismo, 
y habla como sádico retórico
porque él sabe de las quejas mujeriles,
del golpe certero que dan sus reclamos
cada lunes dormido que aprieta entre sus dientes.  
Los vasos de café con espuma, 
trepan por su boca sin gestos graciosos, 
porque él, domina la palabra 
al tiempo que yo doblo las mías en silencio. 

Un día me llamó sin ruta ni aposento, 
felizmente de tomar un bus sin razón; 
¿Adónde iba? Nunca nadie acertó. 
Chepe es raro, pero yo 
nunca he tenido un amigo como él. 
A veces, extraño su vocablo de niña agredida 
y su mirada de crímenes callados. 
Porque antes en San José mataban, 
ahora, después de chepe, matamos nosotros
¡Con una cuchara plástica! 
¡Con un helado sin servilleta! 
¡Con un café espeso y en oferta! 

Una noche sin álgebra 
Chepe me relató su futuro inverosímil 
—se parece tanto al mío, 
que lloramos un milagro
en la plaza de la cultura—
y desde entonces medito en mi presente.

¿Dónde estará chepe? 
¿Pensando en un amor peruano? 
¿Encarando al niño adinerado? 
¿Enrredando su perfume
entre informáticos sin nombre? 
 
El avioncito de papel de sus buenas intenciones
vuela tan alto, 
que suelo pensar en mi amigo, 
cuando cae el racimo de recuerdos  
en mi memoria madura de versos. 

No siempre encontraremos 
en un " chinamo" antiguo 
un amigo como Chepe, 
noble, generoso  
vendiendo melcochas coloridas,
cajetas, platanitos 
y esas cosas que vomito cuando viajo a la playa en un bus ochentero, 
pero doy gracias al Dios de los misterios 
 por mi amigo, 
porque de hecho, nunca he tenido ,en lo personal 
un amigo  tan raro y agradable como él
que me hiciera entender 
lo que nunca explicó. 
(El valor de una amistad)


3-6-15