Cuando cae tu cuerpo sin censura
debajo de la piel de nuestra noche,
los frutos de tu sexo sin reproche
hacen mi poesía más madura.
Cuando rozo con mis dedos tu escultura
y quitas de mi juicio broche a broche,
nos late la pasión con gran derroche
y cae humanamente mi locura.
El agua de las horas se me estanca
debajo de tus besos que enajenan
el húmedo camino que poseo;
la luna no es azul, tampoco es blanca
si tus rosadas piernas me encadenan
debajo de la piel de nuestra noche,
los frutos de tu sexo sin reproche
hacen mi poesía más madura.
Cuando rozo con mis dedos tu escultura
y quitas de mi juicio broche a broche,
nos late la pasión con gran derroche
y cae humanamente mi locura.
El agua de las horas se me estanca
debajo de tus besos que enajenan
el húmedo camino que poseo;
la luna no es azul, tampoco es blanca
si tus rosadas piernas me encadenan
al sitio donde tiembla tu deseo...
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