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opuesto al mito urbano

opuesto al mito urbano

domingo, 28 de septiembre de 2014

El plañir de un prisionero

El frío lame como perro al alma 
la herida sin final de un gran desprecio, 
el viento del olvido sopla recio 
silbando en los escombros de mi calma. 

Las sombras saltan todas a mi palma
que a sangre y a cuchillo ponen precio, 
con un espíritu de insomnio necio
la luz de mi esperanza se desalma. 

Bajo mi sien el palpitar es tibio
mas en todos los charcos se refleja 
las marcas del puñal de mi flagelo; 

quisiera en esta cárcel que el alivio 
llegara, o que a través de tanta reja
 volara cual paloma por el cielo... 

domingo, 21 de septiembre de 2014

El escrito de tus ojos

Persisto en la bachata de tu ombligo,
en la improvisación de tus caderas, 
en ése extenso olor a primaveras 
que adoba mi poesía si te sigo. 

El cielo que acaparas es testigo 
del verso que amanece sin fronteras,
del baile que enajena mis quimeras
y todo lo que inspira estar contigo. 

El vértigo retumba de caribes 
si apenas se pronuncia tu silueta
en la profundidad de mis canciones;

sospecho que en tus ojos, tú me escribes, 
si bailas como bailas al poeta 
que tiene por tu culpa: inspiraciones... 



Que despierten

Qué despierten los borrachos, 
necesito 
llegar al otro lado de mis dudas. 
El camino es muy delgado 
si ellos duermen solos en la acera. 
En un mundo discreto y pequeño 
atisbo con el llanto metido en alma
la hora que derrochan los ocasos. 
El sol, alberga un tercio en mi interior, 
en la endurecida piel de mi espíritu,
pero no alcanza para dar
un amanecer sin llanto a los borrachos. 
Algunos no se mueven 
por miedo a morir, 
otros ya lo hicieron; 
voy de la mano conmigo mismo 
y usualmente 
tropiezo en mi insistencia, 
porque insisto en palabras vulnerables; 
¿Qué cosa misteriosa 
habrá detrás de este camino de personas olvidadas? 
Saltarlos 
es egoísta, es mejor si abren 
los cartones de su casa 
y dejan que le alumbre con sus faros interiores la esperanza, 
pero ellos, duermen 
en un rinconcito del desprecio, 
desde la noche hasta que el hambre 
devasta su postura
de manecillas rotas. 
La voz de mi protesta 
subleva de impotencia 
y escapa del silencio descosido de mis verbos. 
Jamás me robarán en su flaqueza
tengo la estatura de un niño a mediodía,
las mentiras que inyectaron en mi corazón
se caen como escamas de mis ojos, 
ellos son como yo, 
parecidos de silencio y de olvido
sólo que, aún —sin saber el " por qué"—, 
no quieren despertar... 


Mis intentos

En un fuego cruzado 
—en medio de mi orgullo y de su olvido—,
vulnerable de pensamientos, 
estoy, con el aliento arrancado, 
en el río desesperado de mi sangre
donde se revuelve de coraje y angustia
desde su naciente sin fondo; 
el sol de su mirada se inflama en mis versos.  
Las balas han pasado 
de la noche hasta mi alma 
volteando las palabras 
que dije cuando todo era poesía. 

Una ráfaga gris y lejana
presume su desgracia 
ataviándose en mis hombros desgastados. 
Un milagro se agrieta treinta veces 
y cae inmaduro de sueños
en el último pedazo de mi sonrisa.  

La ilusión se diseca en las sal de mis ojos. 
Nadie sabe como 
pero emerjo de mi sombra, 
con una mano atada de recuerdos 
y otra sumergida en mis comienzos. 
Una lámpara —quizá— se encienda bajo la tierra
donde convergen desatados los llantos,
donde convivo en ocasiones con ella.  
La novela de su existencia ya no existe, 
mis palabras se evaporan
entre tantos proyectiles y un romance
sin rimas que funcionen. 
los ramilletes de suspiros ya no existen, 
la risa no existe, 
el dolor abierto es volver a su pecho;
me enredo en mis dudas,
tropiezo conmigo
y vuelven a caer inocentes,
indefensos, mordiendo el polvo: 
mis intentos... 

jueves, 18 de septiembre de 2014

El lobo de la ausencia

Mis manos extendidas al olvido, 
y el alma encadenada a tu recuerdo, 
con ánimo apagado, alicaído 
voy preso de un reloj que pasa lerdo. 

El lobo de la ausencia con su aullido 
presume su cantar, entonces pierdo
la calma que la noche me ha ofrecido,
no existe paz o a veces no concuerdo. 

Debajo de un acérrimo aguacero
dilata un orificio en mi presencia, 
y en ese mismo sitio, siempre muero

con toda nuestra infancia en decadencia; 
de frente a tu sepulcro soy sincero:
los días son distintos por tu ausencia... 

Ungido de la inspiración de un instante

Aquí donde la alondra de mi ensueño 
aletea con gracia ambivalente 
el líquido diamante de mi fuente, 
recito un firmamento caribeño. 

Aquí donde mi espíritu es pequeño
y escribo una poesía en su torrente, 
aprecio en el conjuro del presente 
el verso inverosímil y risueño.

Aquí donde las flores se desnudan 
con prolijos, mesuras en el viento, 
regresan los milagros sin reversos;

de las puntas del cielo se reanudan 
con blanca inspiración, como un ungüento 
al alma, los sonidos de mis versos... 



El día que llegaste

Permëable tengo el alma por tu río, 
sensible a tu perfume, a tu presencia, 
abierta hasta sus sombras, mi existencia
se entrega a tu grandeza amado mío. 

Derrochas con la gracia del estío 
la luz que da a mi abismo refulgencia, 
si soplas un segundo tu potencia
rebosas con tu ungüento mi vacío. 

Señor, en el bautismo de tu boca, 
un día, abandonado, me besaste,
vertiendo en mi interior: inspiración. 

Quebrado estaba yo, sin vida y poca
esperanza, angustiado y Tú llegaste
curando sin dudar: mi corazón... 



miércoles, 17 de septiembre de 2014

Contacto supremo

De mi abismo hasta tu nombre, 
de la gloria hasta tu nombre, 
hasta donde el alma se germina, 
donde mi sangre gime,
y las extremidades desnudas de la noche 
se resumen en el acantilado de tu ombligo, 
toma fuerza mi deseo 
a una sola voz.

Maniatado de relámpagos, mi corazón 
en esta noche larga de poesía 
zumba derribando partituras
y bota el edificio del recato de tu boca. 

El barro reducido de tu piel
entre mis dedos inseguros de versos, 
se amolda a los impulsos de mi carne
en una emboscada de respiros 
emancipados. 

Se enredan los perfumes 
del torso abierto de tu ansiedad 
por toda la estructura interminable de mi hombría, 
entonces
¿Qué invención del género creativo 
podrá robarme un parpadeo, 
uno solo, 
que saque la potencia de la entrega
que exprimo 
en la rosa dilatada de tus piernas? 
Ninguna.

En el laberinto de tu cuerpo,
donde la piel afeitada del deseo 
se deja recorrer de mis caminos, 
me vuelvo un sojuzgado 
en el conjuro de tus ojos
y penetra en tus umbrales
el fruto madurado que cosecha
el contacto accidental de tu silueta...



Los pliegos del paisaje

Preñada mi garganta de jilgueros
como una insinuación de melodías, 
delgada de palabras y poesías
se expresa con cadencia en tus senderos.

Mi espíritu torcido de aguaceros,
colmado del bruñido de tus días, 
unido, de tus rosas a las mías 
se llueve sin ropaje en tus linderos. 

Los pliegos del paisaje de tus tierras,
como una cordillera inacabable,
resume en el azar de mis caricias

el ímpetu y deseo que propicias, 
al alma, a mi canción, a lo palpable,
a todo lo que escribo, y lo que encierras...