El frío lame como perro al alma
la herida sin final de un gran desprecio,
el viento del olvido sopla recio
silbando en los escombros de mi calma.
Las sombras saltan todas a mi palma
que a sangre y a cuchillo ponen precio,
con un espíritu de insomnio necio
la luz de mi esperanza se desalma.
Bajo mi sien el palpitar es tibio
mas en todos los charcos se refleja
las marcas del puñal de mi flagelo;
quisiera en esta cárcel que el alivio
llegara, o que a través de tanta reja
volara cual paloma por el cielo...
No hay comentarios:
Publicar un comentario