De todos modos
los caminos se improvisan
con la musicalidad del alma,
con el hondo sonido del amor,
con el espíritu forjado
de valor y virtud,
entre la delgada línea
del "puede ser" y el "no será"
hasta el final de los sueños,
con la ambición de algunos
o la vergüenza de todos.
Cuando se dibujan
las líneas del porvenir
la vida se llena de grafito,
se manchan sus hojas,
se ensucian, se marcan
pero esto no significa
su final fragoroso,
sino, una de sus tantos folios
de su pequeño libro,
de su inédita historia
que debemos representar.
El tiempo me acorta la alas
y mete mi voluntad
en la hendidura del sacrificio;
me vuelvo pequeño,
muy pequeño
y el edificio de la duda
se interpreta desde su simiente
hasta su azotea infinita,
pero yo,
podría botarlo
y hacerlo de nuevo,
reinventarlo con mis palabras,
con las ganas que tengo
de seguir hasta el final,
y llegar donde llegan
aquellos que nunca
se rindieron jamás...
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