Redondas, susceptibles, caudalosas,
se amontonan tus ganas con las mías,
como si se juntasen las poesías
enteras, en mis manos temblorosas.
Se exprimen los riachuelos de tus rosas
por mi piel descubierta de ambrosías;
y son como las páginas vacías
escritas, solamente de tus cosas.
Se pueblan mis sentidos de tu esencia
y todo se evapora en mi interior;
la mezcla de malicia y de inocencia
por la húmeda tierra del temblor;
un golpe de poder y omnipotencia
abriendo los milagros de una flor...
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