Aquí donde la alondra de mi ensueño
aletea con gracia ambivalente
el líquido diamante de mi fuente,
recito un firmamento caribeño.
Aquí donde mi espíritu es pequeño
y escribo una poesía en su torrente,
aprecio en el conjuro del presente
el verso inverosímil y risueño.
Aquí donde las flores se desnudan
con prolijos, mesuras en el viento,
regresan los milagros sin reversos;
de las puntas del cielo se reanudan
con blanca inspiración, como un ungüento
al alma, los sonidos de mis versos...
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